6/6/12

Antiguos trabajos y manualidades artesanas en Villa del Prado


Algunos objetos artesanos tradicionales de una casa pradeña: Puchero de barro, cuerno de buey vacío, cuchillo fabricado por un herrero local y calabaza hueca para guardar semillas

Hasta la mitad del siglo XX, ántes de la llegada generalizada de productos industriales, durante siglos en Villa del Prado, se fabricaron muchas cosas útiles para la vida cotidiana, tanto por parte de artesanos, que las comercializaban, como por parte de vecinos particulares, que se las fabricaban ellos mismos. Para que no se pierda el recuerdo de algunas de éstas cosas, en éste artículo, de forma muy resumida, veremos algunas de ellas.

Hierros y Herramientas:

En Villa del Prado hubo herreros a lo largo de la historia del pueblo que fabricaban cuchillos para todo uso, raspaderas, tenazas y ganchos para la matanza del cerdo que se hacía en cada casa. También clavos y piezas de distinto uso y herramientas del campo. Una de éstas herramientas es la Podadera, que se usaba para podar las viñas y que cayó en desuso hace décadas y que se conserva aún en algunas casas; una herramienta, pues, etnológicamente pieza de museo. Uno de los herreros de artesanos que funcionaba en el pueblo en la década de 1930 era Manuel López, el cual grababa su nombre en todas las herramientas que hacía.

Carros y carruajes:

Existieron en el pueblo fábricas-taller de carros que fabricaban éstos vehículos enteramente en el pueblo, como por ejemplo los talleres de Dueñas y Céspedes, y los del señor Crisanto Parro, que fabricaban enteramente tanto las piezas de madera como las de hierro de éstos vehículos de dos y cuatro ruedas, tallando a mano los ejes de las llantas con un tronco de árbol, y después ajustando los radios y bandas de rodadura de las ruedas, suelos, barandillas, lanzas y demás piezas del carro. A partir de los años 1960-70, continuó por un tiempo la construcción de carros en el pueblo aunque ya con muchas piezas de metal y ruedas de neumático.

Alfareros:

También el pueblo se surtía durante siglos de sus propias vasijas y botijos, aunque también se compraba aquí alfarería procedente de Talavera y otros lugares. Los últimos alfareros pradeños trabajaron en los años 1950.

Cesteros:

En la orilla del río Alberche se cultivaban plantas de mimbre que luego servían para hacer cestas, capazos y diversos recipientes muy útiles en las labores del campo, vendimia, etc.

Artesanía popular:

Para fabricar recipientes, los campesinos de Villa del Prado a veces utilizaban cuernos vacíos de buey. Éstos gruesos cuernos se proveían de tapas y así se convertían en vasos y portaobjetos. Éste tipo de vasos de cuerno, es muy común en muchas partes del mundo desde hace milenios.
Otra manera de fabricar recipientes de forma tradicional era utilizar calabazas grandes secas, a las cuales se les cortaba la parte superior, convirtiéndolas en vasijas. En ellas los campesinos pradeños guardaban en numerosas ocasiones la simiente de los tomates y otras hortalizas.

También los labradores del pueblo se fabricaban sus propias herramientas de madera, como bierlos y horquillos. Para ello escogían una rama de árbol que tuviese una forma adecuada para por un lado tener forma de mango largo y por otro, los dientes del “tenedor”. Y con cuchillas y raspadores, darle forma hasta conseguir la herramienta adecuada. Igualmente se fabricaban las palas de madera con tablas de tronco.

Los garrotes y cayados de pastores y gente que necesitase bastón se fabricaban igualmente con palos extraídos del propio campo. Se calentaba un palo muy largo y se iba doblando por su parte central, haciendo palanca y enrollándolo en un tronco clavado en el suelo. Se dejaba atado hasta enfriarse y se cortaba por la curva hecha, quedando hecho un garrote con mango curvo.

Pocas cosas se desperdiciaban en muchos aspectos de la vida rural de la antigüedad. Incluso de comer carne de cordero, de los restos dejados en el plato, podían salir unas Tabas, hueso de la pata del animal, que servía a los niños para jugar. En cuanto a los restos del orujo de aceite que sobraba del buen aceite de oliva que los pradeños hacían en las antiguas almazaras o molinos, las mujeres hacían en las casas el jabón de lavar, mezclando ése orujo con sosa.

Para hacer escobas, bastaba con buscar unas plantas de espino en el campo, cortarlas de forma adecuada y atarlas a un palo. Ántes de existir los modernos estropajos de aluminio, bastaba con salir a la calle a por un poco de tierra gruesa para frotar las manchas difíciles de los platos y cazuelas mientras se lavaban. Y si los filetes estaban demasiado gruesos, el ama de casa siempre tenía guardada una piedra redonda y suave para aplastarlos contra una tabla y dejarlos finos.

En cuanto a los niños, ni que decir tiene que se tenían que fabricar sus propios juguetes en numerosas ocasiones, con maderas, cuerdas, latas, etc, haciendo carritos, camiones, arcos y flechas, espadas, escudos, etc. y obtenían chucherías y golosinas comiendo determinadas bayas dulces del campo y semillas como las Majuelas, Panecillos, “Pan y quesito” y Algarrobas dulces.

Para fabricarse un calzado duro y simple para el campo, los campesinos, ya en el siglo XX, utilizaban trozos de neumático de coche o motocicleta, recortándolo para hacer las suelas de las zapatillas llamadas Albarcas, y con unas correas se fijaban éstas albarcas al pie y tobillo.

Ésta es solo una breve muestra de los muchos métodos que tenían nuestros vecinos y antepasados para buscarse ellos mismos con su ingenio sus útiles y objetos de uso cotidiano.

Por Juan Durán

1 comentario:

  1. ¡QUÉ BONITA FOTO! PARECE UN BODEGÓN DE SÁNCHEZ COTÁN O DE ZURBARÁN.

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